De María Elena para el mundo, la delantera Priscila Hidalgo con tan solo 16 años, ha pasado por clubes como Colo Colo y ha tenido experiencia entrenando con la selección. Actualmente y desde el año pasado, se encuentra jugando con la Sub-17 del CDA.
Priscila Hidalgo, futbolista de 16 años, es una las principales promesas que tiene el fútbol femenino profesional. Sus pasos por las Sub-17 de Colo Colo y Club Deportes Antofagasta, además de su convocatoria a un entrenamiento de la selección Sub-17, la posicionan como una de las jugadores más valiosas de Chile.
La historia futbolística de la oriunda de María Elena, fueron en un club de su lugar de nacimiento. En el Cuadro Maranata dió sus primeros pasos en el fútbol, para luego saltar al equipo antofagastino Club Unión Cobremar.
Priscila contó que “el entrenador Roberto Coloso y el club Unión Cobremar, tratan siempre de dar posibilidades para que nos podamos convertir en futbolistas, por lo que continuamente están buscando opciones y pruebas en clubes como Universidad de Chile, Universidad Católica y Colo Colo”.
Hidalgo, quien juega como delantera, aprovechó al máximo estas opciones y en uno de los tantos torneos que disputó, terminó por ubicarse en la orbita de Colo Colo, club en el que jugaría por dos temporadas.
Además, mientras defendía la camiseta de Colo Colo, tuvo la oportunidad de conformar la nómina de la selección femenina Sub-17. “Fue una experiencia muy bonita, ya que todo jugador quiere representar a su país de la mejor forma”.
Priscila Hidalgo, desde el año pasado que se encuentra jugando en la Sub-17 de Club Deportes Antofagasta, detalló que “veía lejano el vivir en Santiago, preferí estar en un club más de donde vivo”. A su vez, agregó que esta contenta de pertenecer al club puma, como también que se encuentran muy motivadas por el rendimiento que tuvo el plantel adulto el año pasado.
Antes de la pandemia, Priscila tenía extensas jornadas de estudio, viajes a Antofagasta y entrenamientos. Hidalgo, comentó que “mi día empezaba súper temprano, a eso de las 7 horas, con clases que eran de 8 a 13 horas o de 8 a 14 horas, luego en la tarde también. Dos veces a la semana debía viajar para entrenar en Antofagasta, saliendo a las 14.15 horas, incluso a veces me iba almorzando en el bus. De vuelta llegaba tipo 12 de la noche a mi casa”.
También hay que destacar el esfuerzo de la jugadora para defender al club, dado que para los partidos solía viajar el mismo día, lo cual le significaba un esfuerzo físico y mental mayor. No obstante, con la llegada como administrador de Club Deportivo SQM Salar a la institución, se llegó a un pacto en el que se le darían todas las facilidades a Priscila para llegar un día antes a los partidos.