En solo ocho meses las costas de Mejillones han recibido a cinco ballenas malheridas que varan para terminar falleciendo en la orilla.
Los cetáceos ven afectado su ecosistema principalmente producto de la actividad industrial marítima, la cual provoca el choque de los mamíferos contra grandes embarcaciones que terminan falleciendo por las lesiones producidas. Aunque hasta ahora el registro cuenta solamente aquellas que vararon, los números serían mucho más alarmantes de que hasta ahora se conoce.
A pesar de que ballenas son una especie protegida debido a su condición de peligro de extinción, su atmosfera se ha visto afectada principalmente por el ruido producido por las grandes embarcaciones que recorren el sector. Según WWF Chile, el ruido que producen las flotas afecta su propia comunicación con otras ballenas, la interacción de cetáceos con sus presas y viceversa, además de afectar su producción y por ende su crecimiento. La contaminación acústica a la que están sometidas afecta su propio sentido de la orientación, provocando las colisiones que les cuestan la vida.
Según datos del Centro de Investigación de Fauna Marina y Avistamiento de Cetáceos, las cinco ballenas que fueron encontradas en la costa presentaban algún daño relacionado al choque con embarcaciones, dentro de las muertes registradas, una presentaba una fractura en 6 de sus costillas y una hemorragia interna, la última encontrada hasta ahora, presentaba una fractura en una de sus aletas y en su mandíbula.
El registro hasta el momento cuenta un total de 5 ballenas muertas en 8 meses, pero la realidad sería mucho más cruda para los cetáceos. Guillermo Luna, Académico de la facultad de ciencias del mar de la UCN, advertía hace menos de un mes que “según un estudio de california en el año 2017, la mortalidad por choques entre cetáceos y navíos es entre 3 a 8 veces más alto de lo que se registra cuando ocurren varamientos. Es decir, si se encuentran los cadáveres de tres ballenas, es posible que haya entre 9 a 24 más muertas por la misma razón dentro del área”.
Límite entre ballenas y embarcaciones
Una investigación realizada por Ana García publicada en la revista Marine Policy, advertía que las rutas de navegación mantienen una alta concentración de buques de carga que interfieren con la distribución del espacio oceánico de las ballenas y otros cetáceos. Además, debe tomarse en consideración el hecho de que la bahía de Mejillones es un espacio reducido para albergar a la creciente actividad marina y las ballenas, por lo que la posibilidad de colisión es altísima.
La investigadora, también explica que las colisiones letales para las ballenas se producen del choque contra un gran buque de carga que supere los 10 nudos de velocidad (19 kilómetros por hora aproximadamente). A esto también debe se le debe sumar el hecho de que el mega puerto cuenta con 9 terminales, donde transitan alrededor de 1100 grandes buques de carga al año.
Intentos de regulación y creación de reservas
El abogado y magister en derecho ambiental, Rafael Castro, se refirió a la situación que se vive en las costas de Mejillones, comentando que, durante su periodo como Seremi del medio ambiente, “se propuso establecer una reserva marina que protegiera a especies como la ballena y a todas las que se han visto afectadas por la actividad industrial, lamentablemente por ciertos intereses corporativos, no solamente de Mejillones, se opusieron al establecimiento de esta”.
Respecto a este tema también destacó que “el exgobernador marítimo, Roberto Alfaro, estableció un decreto que buscaba precisamente dentro de sus competencias poder de alguna manera regular el transporte de buques de carga por la bahía, para que se pueda conservar la riqueza que existe en el lugar”.
Desde abril de este año, el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (SERNAPESCA), está trabajando en conjunto a diferentes organizaciones en una Mesa por el tránsito de cetáceos. En la primera sesión de esta se acordaron líneas de trabajo donde se aborda la revisión del Decreto Supremo para protección del sector, mejorar los canales de comunicación entre navegantes para alertar sobre avistamientos y la capacitación a tripulantes y patrones de embarcaciones. Además de la evaluación de realizar un estudio acústico en la bahía para detectar la presencia de fauna marina. Estas aún continúan en conversaciones y las reuniones continuarán el próximo mes.
Por parte del director de SERNAPESCA, René Salinas, ante esta situación afirmó “logramos acuerdos que serán fundamentales y nos permitirán incluir también al sector privado que es un actor crucial en esta materia y que esperamos participen en futuras reuniones, para una pronta implementación de estas medidas”, además no solamente referidos a temas de colisión, sino que también existe el interés por capacitar para la ayuda de ballenas que queden enmalladas en las redes de pescadores.
Propuestas para dar solución al problema
Dentro de las posibles soluciones que expertos proponen para ayudar a evitar futuras muertes de estos animales, están el cambiar las rutas de navegaciones y reducir la velocidad de los grandes navíos, crear áreas de exclusión que sean aplicadas a estas embarcaciones que transiten por lugares donde coexistan ballenas, también, se deberá establecer rutas con el fin de evitar que los ruidos afecten a los mamíferos, por lo tanto una de las propuestas es establecer un protocolo de funcionamiento de las naves y regular las actividades para reducir el impacto de los sonidos de estas.
Mejillones, una ciudad definida como “zona de sacrificio” como otras tantas en el país, donde se concentra una gran cantidad de contaminación ambiental debido a las industrias que se hacen presente en el sector. En la región vemos como especies están en peligro de extinción, donde entre las principales están los diferentes tipos de ballenas que viven en el lugar, sin duda una vez más se prima la destrucción del ecosistema a cambio de la actividad económica, en donde el factor humano deja una vez más su huella y donde se le hace honor al termino “sacrificio”.