Por Pedro Araya Guerrero
Senador Región Antofagasta
Antofagasta ha dado cuenta del robo de agua en diferentes sectores del espacio público de la comuna, pero esto no es un hecho aislado, esta deplorable situación se repite en múltiples ciudades del país, donde inescrupulosos utilizan la noche para cometer esto delitos.
El robo de agua, ya sea como desvío, contaminación, usurpación, ocupación ilegal y cualquier modo ilegítimo de afectación de aguas sanciona a quienes sin autorización hacen un mal uso de ella, y más aún si esto se traduce en el robo de agua en espacios públicos.
La penalización, para quienes extraigan o usurpen aguas terrestres, ya se superficiales o subterráneas, alcanza la pena de presidio menor en su grado máximo y multas de entre 500 y 500 unidades tributarias.
Pareciera ser que tal como sucede con otras actividades que se realizan de manera ilícita, como el manejo sin documentos personales o del vehículo, no son considerados por una parte de la población como un daño menor y que no afecta al resto de los ciudadanos.
Lo que han podido registrar vecinos del sector norte de Antofagasta es el robo de agua en bidones de gran volumen, los que se ejecutan en cosa de minutos y a vista y paciencia de todos quienes transiten o vivan por el sector.
Por todo el país nos hemos acostumbrado a ver como quienes ejercen cierto tipo de oficios, como la limpieza de vehículos o venta en la calle, no tienen escrúpulos para mal utilizar este recurso hídrico cada vez más escaso y al que todos como buenos ciudadanos debemos cuidar y salvaguardar.
Al ya ser de público conocimiento lo que sucede en nuestra comuna, tanto el municipio como la empresa privada a cargo del agua deben tomar cartas en asunto, ya que es de ellos la obligación de controlar, supervisar y vigilar lo que sucede en estos espacios públicos, resguardando así la ocurrencia de robos.
En marzo de 2022 Antofagasta enfrentó un inaudito robo de agua que sumó 500 millones en pérdidas y que involucraba incluso el llenado de camiones aljibes.
No podemos esperar a llegar nuevamente a una situación extrema como la detallada, es necesario que las autoridades pertinentes pongan freno a lo que sucede y hagan oídos a lo que la comunidad preocupada por el medioambiente ya ha denunciado. El agua es un recurso que exige cuidado y protección y eso es tarea de todos.