“Fiona” es el nombre de la octiosaurio hembra que fue descubierta en la Patagonia chilena en 2009 por la paleontóloga e investigadora del Centro de Investigación GAIA Antártica de Magallanes, Judith Pardo Pérez, quien junto a su equipo lograron desenterrarla de manera completa.
Más de una década se necesitó para que finalmente “Fiona” fuera revelada al mundo, desde su descubrimiento hasta su desentierro, una ardua expedición que tomó 31 días entre los meses de marzo y abril del presente año, siendo la primera de su especie en el mundo que se recupera de forma completa y que, además, se encuentra preñada con sus embriones intactos.
La tarea para lograr extraerla no fue sencilla, ya que se encontraba fosilizada en una roca muy grande, por lo cual los expertos debieron cortarla y sacarla con mucho cuidado. Una vez extraída, fue trasladada a la Universidad de Magallanes, para continuar con los trabajos de preparación en el laboratorio de paleontología del Museo de Historia Natural de Río Seco de Punta Arenas, en donde posteriormente será exhibida.
La ictiosaurio es una de los 46 ejemplares que han sido descubiertos desde el primer hallazgo en 1997, de los cuales la mayoría se deben gracias a la doctora Pardo. Estos han sido localizados en el glaciar de Tyndall, uno de los mayores glaciares del campo de hielo patagónico sur y el más grande de los que conforman los límites de las Torres del Paine.
En el Cretácico temprano (130 a 140 millones de años atrás), las Torres del Paine eran una gran cavidad sumergida en el fondo oceánico, en donde vivieron estos reptiles gigantes sin depredadores y con gran cantidad de peces para regocijarse, “en ese tiempo Gondwana se estaba fragmentando y el desplazamiento de placas tectónicas desencadenó movimientos y derrumbes en el fondo marino que arrastraron con gran fuerza y velocidad a los ictiosaurios”, comentó la paleontóloga a la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt). Es por esta razón que se ha logrado encontrar tantos ejemplares en dicho lugar.
El estudio de este reptil marino prehistórico abrirá paso a nuevos conocimientos que el mundo podrá adquirir acerca del Cretácico temprano, tal como información acerca de esta especie, el grado de gestación de sus embriones y las posibles enfermedades que pudo haber sufrido durante su vida.