“La actual crisis alimentaria puede convertirse rápidamente en una catástrofe alimentaria de proporciones globales en 2023” alertó la secretaria general de la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo.
Desde el comienzo de la invasión rusa a territorio ucraniano, las exportaciones de grano y cereales que realizaba este último han sido bloqueadas, lo que se traduce en una pérdida importante para la industria alimentaria del mundo, pues según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en los últimos años, Ucrania ha enmarcado el 10% del mercado global del trigo, ubicándose en el quinto lugar a nivel mundial.
De igual forma, Ucrania se posiciona como el cuarto mayor exportador de cereal, almacenando cerca de 22 millones de toneladas de granos según informan desde Kiev. Junto a este, se encuentra Rusia en el tercer lugar.
Debido a esto, la ONU alarmó que como resultado de esta guerra, la crisis alimentaria que se vive actualmente puede convertirse en una verdadera catástrofe en el 2023.
“La crisis de alimentos de este año es por falta de acceso. La del año próximo puede ser por falta de comida”, indicó António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas en un informe realizado sobre el impacto mundial de la invasión a Ucrania
En el informe se expone que “94 países que albergan unos 1.600 millones de personas, están gravemente expuestos a al menos una de las dimensiones de la crisis (finanzas, alimentación o energía) y son incapaces de hacerle frente”.
“Si la guerra continúa y los altos precios del grano y los fertilizantes persisten hasta la próxima temporada de siembra, la crisis actual podría extenderse a otros alimentos básicos, como el arroz, afectando a miles de millones de personas”, aclaró Rebeca Grynspan, secretaria general de la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD).
Previendo el posible desastre global, la ONU propuso un “corredor” o paso seguro para las embarcaciones ucranianas encargadas de exportar grano y cereal, con el cual poder reanudar su camino a través del Mar Negro. Ante esto, los ministros de Relaciones Exteriores de Rusia y Turquía se reunieron el pasado miércoles en la capital de este último, Ankara, para negociar esta propuesta.
“Declaramos diariamente que estamos listos para garantizar la seguridad de los barcos que salen de los puertos ucranianos y se dirigen a aguas turcas, estamos listos para hacerlo en cooperación con nuestros colegas turcos”, afirmó Sergei Lavrov, ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, según Reuters. “Para resolver el problema, lo único que se necesita es que los ucranianos permitan que los barcos salgan de sus puertos, ya sea desminándolos o marcando corredores seguros, no se requiere nada más”, añadió.
Sin embargo, Rusia expuso una lista de exigencias para la resolución de este problema, donde probablemente la más importante es que se deben suspender las sanciones económicas impuestas por Occidente en contra de Rusia.