
En la actualidad, la capacitación ha dejado su rol tradicional para transformarse en el motor esencial que impulsa la competitividad y sostenibilidad de las industrias. Mientras los ojos del país monitorean a diario el pulso económico, un fenómeno menos visible, pero igualmente vital, ha cobrado una fuerza sin precedentes en nuestros rubros productivos: la capacitación especializada. Este elemento silencioso eleva estándares operativos, previene accidentes y optimiza procesos a una escala que beneficia directamente a los diversos sectores a nivel nacional e internacional. En CEIM, asumimos con convicción la responsabilidad de ser un pilar fundamental en los procesos formativos industriales, siempre demostrando un alto compromiso y resultados tangibles, avalados por más de 25 años de trayectoria.
Durante el último período, por nuestra institución han pasado 60.000 personas. Esta cifra representa aproximadamente un cuarto de la fuerza laboral minera de Chile, la que actualmente se ve compuesta por 286.000 trabajadores y trabajadoras. Estas cifras no solo validan a CEIM como un actor relevante del ecosistema industrial, sino que nos posicionan como un aliado estratégico para el desarrollo y fortalecimiento de competencias clave.
Si analizamos la demanda de capacitación recibida en CEIM durante 2024, se aprecia una clara priorización por parte de las industrias en aspectos de seguridad y eficiencia. Nuestro curso corto de “Trabajo en Altura” lidera, con más de 3.700 horas ejecutadas y sobre 3.000 trabajadoras y trabajadores capacitados. Le siguen de cerca “Riesgos Eléctricos en Alta y Baja Tensión” y “Operación de Equipos”, evidenciando las prioridades actuales. Para nosotros, estas estadísticas van más allá de los datos; reflejan un compromiso firme por elevar estándares y optimizar procesos, potenciando así la sostenibilidad del sector.
Un dato que habla por sí solo y que me parece relevante develar: el 67% del total de las capacitaciones impartidas por CEIM, equivalente a más de 10.600 horas, se orientó específicamente a las grandes compañías mineras del país. Esto no solo demuestra nuestra capacidad para cumplir y superar los altísimos estándares y necesidades de formación de gran minería, sino que subraya nuestra contribución directa a la eficiencia y seguridad en la operación de sus activos estratégicos.
Pero nuestro compromiso trasciende las grandes mineras, extendiéndose con igual dedicación a toda cadena de valor. Este esfuerzo impulsa el desarrollo económico local, potencia el capital humano regional y democratiza el acceso a formación especializada. Paralelamente, mantenemos una oferta formativa abierta y accesible para personas naturales que buscan adquirir o actualizar competencias para insertarse o crecer en esta industria clave para el desarrollo del país.
En un entorno industrial cada vez más desafiante y competitivo, la elección de un socio formativo es crucial. Nuestros procesos a la vanguardia y la constante incorporación de tecnologías de última generación, son la razón por la que las principales empresas y miles de profesionales confían en nosotros. Esto es parte de lo que distingue considerablemente nuestra contribución y propósito como OTEC.