Por el profesor Esteban Velásquez, Diputado por la Región de Antofagasta.
Nos queda cada vez más claro que ante emergencias públicas se suceden fenómenos sociales que atropellan cualquier disposición, rompen cualquier esquema y eventualmente inician ciclos de inesperadas consecuencias pero necesarios cambios. Sin dudas que la situación que nos afecta a todos hoy nos lleva a colocarnos en otros escenarios más dramáticos y con resultados que podrían ser letales. El coronavirus por el mundo amenaza a la humanidad y la autoridad nacional no ha tenido la capacidad de liderazgo suficiente para tomar las medidas necesarias a la luz de las experiencias internacionales. Es probable que la inspiración de algunos alcaldes por nuestros días, de todos los sectores, no haya sido político sino de interés social ante el riesgo de la vida de su gente y la eterna espera e indolencia de un gobierno con mirada centralista.
Hoy los ediles de diferentes ciudades a lo largo y angosto de nuestra patria han iniciado un proceso de Federalismo “de facto”, Federalismo de hecho; si bien nuestra Constitución establece un sistema de gobierno y administración centralizado y unitario, los ediles se decidieron representar verdaderamente a sus comunidades y ejercer ese gobierno comunal tan maltratado. Los alcaldes y sus vecinos, insisto de todos los sectores, se sintieron atropellados esperando las resoluciones del nivel central, que nunca llegaron, como muchas otras que nunca llegan, y entonces pareciera que por los empujones ciudadanos se consigue más que por el convencimiento de proteger a la población, porque al parecer el gobierno del presidente Piñera tiene otros intereses que defender frente al riesgo de la vida humana.
Este “Federalismo de facto”, como me grafica un amigo abogado “puede resultar peligroso”, y es cierto. Me imagino qué ocurriría si mañana una Comisaría se suma a defender el interés de esa ciudad, junto al alcalde, no coincidiendo con la postura oficial del Gobierno; y es que el sentido de arraigo, de pertenencia y protección a la propia familia puede ser muy fuerte. Sin dudas es peligroso hoy, en nuestro contexto. Pero pasado este complejo momento sanitario, y espero pronto sea resuelto, debe continuar esta misma disposición de defender y proteger los diversos territorios y debemos poner en la mesa de la discusión constitucional ya no un Federalismo de facto sino uno legítimo.