Por Pedro Araya Guerrero
Senador Región de Antofagasta
Cuando hablamos de progreso para las ciudades pensamos en barrios bien planificados con una comunidad que ha sido considerada dentro de la estrategia de urbanización.
Lamentablemente esto no siempre sucede y pareciera que esta problemática se acrecienta aún más en la zona norte que al aumentar la población ha generado focos dentro de las ciudades donde abunda el delito y donde el entorno físico se vuelve vulnerable.
Pareciera que es algo muy sencillo de pensar, pero es que para todos los ciudadanos contar con espacios bien iluminados, regulados en la planificación del crecimiento y donde se cumplen estándares y condiciones mínimas para vivir deberían ser parte sine qua non de cualquier proyecto urbanístico.
Al miedo y la inseguridad en las grandes urbes de la macrozona norte se debe sumar la aparición de múltiples microbasurales, que no solo son culpa de habitantes que no saben de normativa y salubridad sino que asombrosamente también surgen de las misma obras y proyectos que buscan otorgar seguridad a la comunidad.
Resulta de vital importancia fiscalizar y determinar cuáles son las zonas más vulnerables, cuáles son las calles y barrios que presentan mayores inseguridades para vivir en un ambiente adecuado a los estándares que los chilenos merecemos.
No sería justo decir que hoy toda la macrozona norte es vulnerable, pero es necesario mantener los ojos abiertos a la fiscalización y regulación urbana, exigiendo que todo tipo de obra considere criterios de seguridad y salubridad en su proceso de desarrollo y ejecución, solo así podremos pensar en un chile y un norte con ciudades seguras, planificadas para que los ciudadanos puedan desarrollarse en ellas formando parte de un cuidado espacio urbano.
No hay que descubrir la rueda para iniciar este proceso, necesitamos espacios iluminados, eliminar microbasurales, generar espacios comunes y de esparcimiento, lo que además ayuda a generar comunidad y sentido de pertenencia, aminorando con ello la sensación de inseguridad que hoy enfrentamos de norte a sur.
Si sumamos fuerzas desde todos los frentes será más fácil proyectar un futuro mejor, y en este sentido la planificación urbana tiene un tremendo aporte ya que no se trata solamente de diseñar edificios o áreas comunes, sino que se trata de diseñar estratégicamente en lugar donde viviremos y cómo queremos vivir.